Ultimas Noticias 9 de Julio de 1961
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Mercado de Milagros el Nuevo Circo.

  • Dice Padre Hdez. Chapellín

Sólo los Ignorantes Nos Atacan.

  • Dice el Pastor Evangélico Jiménez

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VOLVIO A LLENARSE ANOCHE EL NUEVO CIRCO

“No Soy Curandero ni Iluminado. la Fe en Dios Ayuda a Curar Enfermos”, Dice el Predicador Evangélico

Unicamente los ignorantes nos atacan.– “Cristo fue vejado y maltratado.–Sus discípulos no podíamos esperar otra cosa”.

“No soy ni un brujo, ni un iluminado ni un curandero” declaró anoche para este diario el Pastor Evangélico Eugenio Jiménez, a cuya palabra se han congregado muchedumbres religiosas en el Nuevo Circo de Caracas por espacio de cuatro semanas.

Por desgracia, a veces se malinterpreta por las mentes malévolas la misión evangelizadora, en opinión del predicador, esto ha pasado, cuando se le han opuesto a su “campaña de fe” que él emprende con el apoyo de 17 Iglesias evangélicas de esta ciudad y del interior de la República.

– Qué dice Ud. de los que enjuician su campaña y la descalifican?.

– “Es natural la reacción, cuando se ignora. A un árbol que no da frutos, nadie le tira piedras. Un perro ladra a un automóvil, como ladra a la luna”. El ignora por qué caminan ambos, y esa ignorancia es lo que le hace ladrar.

– Luego agregó; Cristo dijo que él fue vituperado y sufrió, a nosotros, los que le seguimos, no nos puede esperar otra cosa. Y Ud., señor periodista, recordará que cuando Edison descubrió la luz, se le dijo loco.

Explicando el objetivo de su campaña, dijo que “hay cierta materialización y alejamiento de Dios en esta hora. La juventud se descarría, no porque ella deje de ser noble y generosa sino porque se le abandona.

ERA UN ENFERMO Y UN ANTIRRELIGIOSO: RECIBIO EL LLAMADO DE DIOS

– Cual es la base de su misión evangelizadora?.

– Mi misión se atribuye a un milagro que Dios obró en mi vida. Sufrí epilepsia y otras enfermedades desde mi nacimiento. Mi madre pidió a Dios fervientemente que me iluminara y ayudase. Estando en mi salón escolar un día, sentí el llamado de Dios. Sentí algo extraño. Yo era pequeño y mi madre creía que toda mi vida iba a ser un enfermo. Pero la fe me ayudó (antes tuve ideas antirreligiosas).

– El Pastor junta las manos como si estuviera hojeando el libro de su vida, y continúa:

– Comencé mi labor ayudando a jóvenes delincuentes, personas desajustadas, con ayuda de la Facultad de la Escuela. Prediqué la palabra de Dios y más tarde se fueron realizando milagros. Los jóvenes adictos a mis prédicas cambiaban su vida. Jóvenes entregados a los vicios, y hogares infelices, fueron felices por gracia de Dios.

– ¿Y sus estudios?

– Mientras predicaba seguía estudiando. (Jiménez tiene 26 años; nació en Puerto Rico.) En mis viajes a Estados Unidos, Canadá, México, islas del Caribe y Colombia, y ahora Venezuela, predico y estudio. Seguiré hacia Portugal, Italia e Inglaterra, por invitaciones que tengo desde 1952.

Jiménez dice que le llamaban el “Niño Prodigio”, pues a los 14 años ya era predicador.

Es el sexta de una familia de siete hijos. Cursó en las Escuelas Superiores y la Sociedad Cultural le dio el título de maestro en Filosofía. Lee continuamente, entre los antiguos, a Platón y a sus seguidores; entre los modernos filósofos, a Peale.

– Pero sobre todo, leo las Sagradas Escrituras.

– ¿Cómo efectúa usted las curaciones que se le atribuyen?

– Yo –repitió– no soy un curandero, ni un iluminado.

Y explicó que las curaciones de las personas que han ido a las prédicas del Nuevo Circo lo son por la fe puesta en Dios de parte de los enfermos o de sus familiares.

Hizo una diferenciación entre fe y sugestión. La fe es cosa del espíritu; la sugestión es cosa de la mente.

– Una mayoría de las personas que han revelado su curación aquí –añadió– son niños. ¿Podría yo hipnotizarlos? ¿Podría hacer esto con los miles de personas que han estado presentes aquí, en Colombia, en otros países? No –prosiguió–; porque para esto los hipnotizadores miran a los ojos a las personas. Luego son todos casos de fe, milagros de Dios.

Llenó otra vez el Nuevo Circo

A pesar de la lluvia, el Nuevo Circo volvió anoche a llenarse con miles de personas que esperaban la prédica del pastor. Las gradas, el redondel, los pasillos y puertas y hasta la calle estaban pletóricos de gente, lo que ha hecho a los organizadores solicitar en arriendo otro local, que posiblemente sea el Estadio Nacional, para las futuras predicaciones, que se prolongarán dos semanas más, según informaron.

Una mujer que sufría terriblemente, y a quien los tres médicos que la atendían habían dado dos meses de vida hace poco, dice haber sanado milagrosamente de sus dolencias una vez que oyó las prédicas del reverendo Jiménez Rivera en el Nuevo Circo.

Se trata de la señora Julio Herrera de Manzanares, con 23 años de padecimientos de eccemas que rodeaban toda su cara hasta sus brazos y el pecho.

– ¿Ustedes han venido? –dijo al recibirnos–. Mejor, ya que yo tenía pensado ir a ULTIMAS NOTICIAS, pues esto no debe quedar ignorado.

“Mi hijo está sorprendido con mi mejoría; y una sobrina dueña de una farmacia que me despachaba los calmantes (lo único que ya me mandaban los médicos), también. Yo estaba incognoscible. Mis ojos estaban hundidos por la hinchazón de mi rostro. Los dolores me desesperaban. Salía a la calle dispuesta a morir bajo un puente o de alguna manera, huyéndole a mis familiares.

“No crea que es cosa da propaganda religiosa. No conocía a esta gente; y una vecina que supo de mis males me llevó desde el 14 de junio. Es la fe en Dios lo que me ha curado.

– ¿Qué le hizo el hermano Jiménez para curarla? ¿Qué le dijo?

– Bueno, a mí no me ha hablado directamente; oí sus prédicas. Unicamente fui a testificar mi curación, que va paulatinamente pero en forma segura.

– ¿Qué sintió al comenzarse a curar?

– Sentí como un gran alivio. Los que me veían, aún hinchada, no deben crédito a lo que les decía, que me sentía completamente aliviada.

“Yo no respiraba si no me hacía cuatro lavados nasales al día. Ahora paso hasta cinco días sin hacerme uno y respiro perfectamente. Es obra de Dios. Y eso en un mes.

“Mire: tres médicos me veían, y finalmente dijeron a mi hijo que me preparará todo, porque yo no duraría ni dos meses. Pero aquí me ve usted.

(foto) Esta señora, Julia Herrera de Manzanares, quien sufría desde hace 23 años y había sido desahuciada por los médicos, dijo al reportero Gómez que estaba en franca curación de sus dolencias desde que comenzó a oír las prédicas de Pastor Jiménez Rivera. –Foto Blasco–.

Dice el Padre Hernández Chapellín

Mercado de Milagros al por Mayor en el Nuevo Circo

El Nuevo Circo sirve para todo: Mítines Políticos al por mayor y donde todos los partidos han lanzado a los cuatro vientos sus consignas, planes, promesas y todo; Clausura de Asambleas de diversa índole; Luchas Libres donde la fuerza del músculo, la agilidad y las llaves derriban a hombres con aspecto de bisontes; Festivales con mucha pintura como los escenificados por el genial Cantinflas, quien, usó como almohada, las partes traseras de un novillo, una vez que éste se cansó de las inigualables travesuras del cómico azteca.

Primitivamente fue construido para corridas de toros. Por ahí han desfilado maravillas en el arte de lidiar tan fieros animales. Se recuerda entre otros a los hermanos Girón, Diamante Negro, Luis Procuna y cuan infinidad! ¡Qué de espectáculos han visto las Arenas del Nuevo Circo!

Pero, sin duda, ningún espectáculo más fantástico que el que se está escenificando en estos días. Se ha convertido en una especie de Mercado Libre para hacer “milagros” al por mayor.

Cuando uno viaja a Estados Unidos, a Inglaterra y a otros países de tradición Protestante ve la diferencia entre los pastores que operan por allá y los que actúan por aquí. En Estados Unidos, por ejemplo, hay agrupaciones protestantes como los Episcopalianos, los Presbiterianos, los Adventistas, los Bautistas y otras más que son realmente serias, que jamás montan ferias de circo para anunciar como estos de aquí la realización, atroche y moche –al por mayor o por toneladas, diríamos– de “milagros” y más “milagros”.

Ya sabemos lo que ocurre en el Nuevo Circo. Una secta, los Pentecostales, están haciendo “milagros”. Acuden miles y miles –hasta con parálisis infantil– y por arte de magia divina y por los efectos de una fe más fuerte que la base del Avila, salen curaditos.

Yo, categóricamente, le voy a hacer una proposición a los Señores que realizan “milagros” en el Nuevo Circo. Oído al tambor y ojo pelado: Es conveniente, muy conveniente, que antes de acercarse a Uds. un enfermo de esos que padecen verdaderos males en su cuerpo busquen el CERTIFICADO de un grupo de médicos serios, honrados, que sepan bien lo que tienen entre manos. En Caracas hay muchos.

Luego llega el acto de la curación milagrosa. Una vez obtenida la salud de un tuberculoso, de un canceroso, de uno que tenga parálisis infantil, etc. etc., “que ese mismo grupo de médicos certifique que realmente y frente a la ciencia médica ha habido una curación que no se explica sino mediante un milagro”.

Recuerdo que cuando tenía apenas cuatro años de sacerdocio se llegó también un pastor protestante a la ciudad donde trabajaba con el mismo disco. “Milagros”, “milagros”…! acudan a recibir la salud perdida, no pierdan el tiempo. ¡Hermanos, aprovechen la salud que les envía Dios mediante la fe solamente en la Biblia.

Con permiso de mi superior escribí una carta al pastor. Los términos eran estos más o menos. Soy sacerdote católico. Trabajo como Capellán en un Hospital de Tuberculosos desde hace tres años. Yo le prometo, mi estimado pastor, hacerme protestante también si en presencia del cuerpo médico de este Hospital –era el Hospital “Santa Ana”, de Coro– Ud., mediante eso que llama “milagro”, cura radicalmente a un tuberculoso de los muchos que están aquí sufriendo tan terrible mal.

¡Qué oportunidad más encantadora! Que un sacerdote católica se hiciera pastor protestante al ver confirmado por la ciencia médica un milagro real y verdadero.

Envié la carta, pasaron los días, las semanas, los meses, los años. El pastor se fue a otros lares con su música milagrera. De este tiempo a esta parte han transcurrido quince años, casi nada. Todavía estoy en espera de la contestación. Y me consta que recibió mi carta, pues le fue entregada en sus mismas y propias manos y valga el pleonasmo.

Bla, bla bla. El “milagro” ciertamente se da. Es posible, es realizable como lo prueba la filosofía, la teología y otras ciencias y hechos concretos. Pero eso de anunciarlos y ofrecerlos así como quien vende plátanos o cambur maduro… que va vale…